Viajamos de Venezuela a Chile ¡Sí se pudo!

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Hace ya un año de haber emprendido un viaje a lo desconocido, la idea surgió de la necesidad de salir de nuestro país a emprender en nuevas tierras de oportunidades, por el bien propio y de los nuestros. Han sido 365 días de emociones encontradas, de sustos, alegrías, agotamiento,despedidas inesperadas de familiares, decepciones, desánimo y una fuerza que supera lo que podemos entender, una fuerza que solo Dios puede dar.

Nuestra llegada a la ciudad de Santiago de Chile, luego de vivir 15 días en nuestra camioneta.

LLEGADA A SANTIAGO DE CHILE
Nuestra llegada fue digna de no olvidar, cabe destacar que aunque teníamos contabilizada la gasolina, no teníamos contabilizado la cantidad de peajes en el camino, esto desangró de una manera implacable el presupuesto que teníamos. Podría compartirles que llegamos con el aire que quedaba de gasolina, y casi empujados.
Fuimos gentilmente recibidos por mi hermano menor y mi cuñada, quienes nos esperaban sin uñas, pues para mi “littler bro” yo no paro de hacer locuras y de preocuparlo. Le compartimos casi todas las experiencias vividas. Habíamos dormido dos días seguidos en estaciones de servicio (por cierto están muy bien equipadas e impecables acá en Chile), dentro de la camioneta, lo que nos tenía algo incómodos y golpeados, así que el llenar el colchón inflable para poder dormir dignamente, era lo único que deseaba hacer.

UN SOUVENIER INESPERADO
Pasamos aproximadamente tres o cuatro días, gestionando la documentación necesaria para solicitar permiso de trabajo y visa temporaria, a la par aplicando a empleos para iniciar la búsqueda de departamento. Entre una y otra diligencia, visitamos los amigos que hicimos en nuestra estadía por Trinidad, quienes también habían llegado a Chile en búsqueda de una mejor vida.

Felices y agradecidos, compartiendo con amigos venezolanos y familia.

En el día cuatro comienza Roymer (mi marido/chofer/mecánico/fotográfo/farandis), con un malestar, debilidad y fiebre; lo atribuimos a los 15 días de viaje, al cambió del agua acá en Chile que a mi hermano y cuñada les ocasionó algunos malestares, mi prima, quien viajó con nosotros y es enfermera, guiándose por los síntomas nos dio un diagnostico que pensamos alocado.

Mientras la fiebre continuaba, solo se calmaba con algún medicamento, al quinto día de fiebre y de alarmante inapetencia, decidimos ir a un centro ambulatorio, en Santiago el más cercano fue la Posta Central (Hospital de Urgencias Asistencia Pública). En este centro asistencial, el procedimiento era nuevo, ellos te llaman a categorización, allí realizan un chequeo básico de lo que tienes para saber qué tan urgente es tu situación, lo que les permite priorizar las urgencias; esperamos un buen rato con Roy afiebrado, incómodo y con malestar, hasta algo deshidratado y débil. Cuando pasó no permitían fuese acompañado, le realizaron estudios de sangre, su piel se estaba tornando algo pálida, lo extraño es que le dieron de alta con un diagnóstico de «Síndrome diarreico agudo viral», cuando el no presentaba ningún síntoma de malestar estomacal.

Exámen e informe con el cual le dan de alta en la Posta Central la primera vez que fue con fiebre.

La parte positiva fueron los exámenes que le entregaron, se los hicimos llegara nuestros médicos de cabecera en Venezuela, estos inmediatamente se alarmaron de ver los
números. Estaba presentando un problema hepático grave que podía estar siendo ocasionado por varias razones, conociendo el caso de nuestro viaje, pasamos por zonas de emergencia epidemiológica donde el Paludismo (malaria) y el dengue estaban presente; la indicación nos causó algo de gracia,

“que va a ser eso malaria, no lo creemos, no es para tanto”.

Inconsciente, sin noción alguna de lo que sucedía, en a Posta Central esperando haciéndole sus exámenes.

Esa noche Roymer no descansó nada, en la mañana me despertó delirando, comenzó a discutir por cosas incoherentes, y cuando le toqué estaba hirviendo, tenía fiebre 41°, mi reacción fue correr a cambiarme y a vestirlo en contra su voluntad porque no quería nada, solo discutir, mi hermano llamó un Uber y volvimos a la posta central, donde al pasar a categorización no deje que fuese solo, pasé con el alarmada, diciendo la temperatura que tenía, de donde veníamos, por donde habíamos pasado y la emergencia epidemiológica que no sabíamos que existía en el país. Solo en ese momento la enfermera se preocupó y lo pasaron a emergencia, a donde yo lo seguí, y lo mismo se
lo expliqué a los médicos presentes, todos alarmados sin saber que era la malaria y que hacer en esos casos, les dije lo que mis médicos me indicaron, hacerle una prueba de gota gruesa para corroborar que era paludismo o dengue. En ese momento Roymer no era él, estaba color amarillo verdoso, jamás olvidaré el color de su piel y de sus ojos, como si le hubiese coloreado con resaltador amarillo la parte blanca de sus ojos. Él no estaba ya en sí, no reaccionaba y cuando por fin lo hizo fue para despedirse de mí porque sentía que se le iba la vida. En ese momento mi reacción fue quedarme en una esquina de la habitación muy en contra de los médicos que querían sacarme del cubículo.

¿Cómo iba a dejarlo allí solo, cuando los doctores que lo atendían, si
buscaban en google que era malaria?

Mi negociación fue que cuando su fiebre bajara yo saldría, comenzaron a hidratarlo y realizarle exámenes.

NOTA: cabe destacar que el hospital es algo inhumano (imagino como todos los hospitales), no querían dar información porque el doctor solo conversaba con los asistentes o enfermeros, y en caso de dar alguna información de peso era directo con el paciente (cosa más ilógica ante el cuadro de un paciente inconsciente). Lo normal según me comentaban los mismos chilenos que estaban allí era dejar el paciente, irse a su casa o trabajo y estar atento a que me llamaran por teléfono a darme información del paciente. ¡Una total locura! Cabe destacar que no me fui, me conocí medio hospital, y ¡sí! Fui bastante intensa, la gente de información, no informa, son mal encarados y sarcásticos. -«¿Sabe si mi esposo esta mejor?» -«Respuesta Mejor no ha de estar si sigue
aquí en emergencia».

Llegamos a las seis de la mañana, y a las seis de la tarde luego de tanto sortear la vigilancia, logré encarar a la médico tratante quien al ver mi molestia me indicó que ya tenían los resultados y que efectivamente era malaria; no podían colocarle nada aún y era probable el traslado del paciente a un hospital clínico donde sería tratado con los antibióticos que requería su patología.

A la una de la mañana fue trasladado al Hospital Clínico de la Universidad
Católica, el cambio fue 180° un trato amable, personalizado, tecnología y de más, mi susto ya no fue la vida de Roy, fue cuanto tendríamos que pagar.

Luego del segundo día de tratamiento comenzó a comer (UCI – Hospital Clínico de la Católica)

Pensé nos tocará trabajar hasta viejitos para pagar esto.

Leáse que fueron quince días, con sus noches internado en UCI (Unidad de Cuidados Intensivos), con vía central, y muchos aparatos conectados a él, pero nada cambiará el respiro que me dio verlo mejorar día a día.

¿COSTOS?

Hasta la fecha no sabemos los costos, solo estamos agradecidos con todos los doctores quienes colaboraron y brindaron lo mejor para que esta historia no terminara en tristes despedidas. Luego leyendo e investigando un poco más, me topé con que según la Superintendencia de Salud , para efectos de atención de urgencia o emergencia vital, todos los extranjeros tienen derecho a ser atendidos por la red asistencial.

¿Y LA CAMIONETA QUE?

Es complejo el tema con carro extranjero en Chile, teníamos la permisología para transitar como turista por el territorio chileno, sin embargo habría que renovarlo cada 90 días, lo cuál se realiza en aduana chilena (está ubicada en el aeropuerto). Esto se realiza como máximo 4 veces; debes describir el porque necesitas alargar el tiempo de estadía del vehículo. ¡No! no existe forma alguna de nacionalizar el vehículo en el país, para nuestros lamentos la opción es salir del país si o si.

La camioneta la teníamos en el estacionamiento de una familia amiga, el costo en gasolina es bastante elevado, respecto a los servicios y repuesto, todo depende de la marca. Por lo pronto pueden preguntarnos a través del inbox  que hicimos con ella. Lo único que les adelanto por acá es que ahora somos ciclistas, conocer la ciudad en dos ruedas es riquísimo y saludable; así que seguiremos conociendo lo que nos brinda Santiago de Chile.

Proyectos a desempolvar, y adaptar a la ciudad que nos ha recibido, abrigado y dado oportunidades maravillosas.

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Soy periodista Venezolana, Paraguanera para ser más exactos, hija, hermana, amiga. Amo mi oficio de investigación, la fotografía y la constante formación es mi hobby; editar, producir programas de radio (documentándome para iniciar con el canal YouTube pronto), perseguir noticias es lo mío así como el contar mis propias historias. Esas que ayudan, apoyan y terminan siendo parte de algo maravilloso. Amo el café al levantarme y me defino como una mujer que ama, siente, padece y decide, he aprendido que no todo es un cuento de hadas (como quisiera), que es válido vivir sin tanto cuento; por lo que decidí a contar historias reales.