Testimonio/ Patricia Tremus
Esta es la historia de Patricia Tremus, una mujer hermosa, profesional, con una maravillosa familia, pero con una vida de completas apariencias, a lo que ella se refirió como: “Mi vida era un completo desastre”. Su mundo giraba en torno a mentiras, engaños, falsedad, hipocresía entre muchas cosas más; para ella lo malo, era malo pero era algo a lo que no le daba la mayor atención.
Por lo que, en muchas ocasiones tenía problemas con su familia, por sus celos y palabras que lastimaban a sus hijos, sin darse cuenta que cada una de sus actitudes los estaba afectando a todos. Así mismo, Patricia comentó lo siguiente: “fumaba mucho, era muy grosera, vulgar, mal pensada y fornicaria porque vivía en concubinato con mi esposo, no le rendía cuentas a nadie, yo andaba sin ley”.
Sin embargo, Patricia no buscaba de Dios y seguía su vida igual, llegó a cristalizar varias metas en pro de su crecimiento profesional y personal, pero aun así no conseguía más que hacer para sentirse satisfecha. Una vida con “todo”, pero con muchos vacíos en el corazón. Para ella, su mayor temor o remordimiento era ser descubierta y avergonzada por sus malas obras.
En una oportunidad, su mama enfermó viéndose muy delicada, situación que toco el corazón de su familia, permitiéndoles a unos amigos cristianos que predicaran y oraran por la salud de su madre y por el bienestar de todos. Dios había llegado a ese hogar trayendo nuevas esperanzas de vida. En este sentido, Patricia dijo: “El Señor comenzó alumbrar mi oscuridad”. Pero no todo, había quedo allí, apenas era el comienzo.
Patricia Tremus, Señaló: “Dios fue quien se me apareció y me dijo: ya se acabó tu tiempo, yo te voy a mostrar el camino. Y era en cada una de las predicaciones que escuchaba en casa con mi mama y mi familia, en todo infrinjo, no podía justificarme porque en todo estaba mal. Pero me dieron la buena noticia que Jesús si perdonaría mis pecados, no me señalaría sino que venía a redimirme y darme de su amor.
De esta forma, Dios empezó poco a poco a tratar con el corazón de ella, ciertamente iniciaría una lucha con aquellos deseos y malos hábitos que estaban arraigados a su vida, obras que no se dejan de forma automática, pero que el Poder de Dios si las podía romper de forma definitiva. “Es una fuerza mayor, que te hace aborrecer el pecado, Él lavó mi boca, y mi mente, ahora no puedo decir groserías, ni siquiera las puedo escuchar y esto es algo que no haces en tus propias fuerzas” expresó, Tremus.
Así fue, como Patricia con la ayuda y el infinito amor de Dios se arrepentía de su mal proceder, aborreciendo todos aquellos pecados que estaban destruyendo su vida y la de su familia. “¿Es bueno lo que estoy haciendo?, ¿Le agrada a Dios esto?”, preguntas que llegaban a su mente, haciéndola consciente de su realidad y de sus actos. Desde entonces, fue el inicio de un diario vivir con Jesús que la llevaría a una vida plena y de grandes victorias.
No paso mucho tiempo, cuando Patricia y su esposo decidieron casarse, legalizar sus vidas ante Dios y ante el mundo, luego Dios uso a unas personas para reconstruir su casa y remodelarla sin ella pedir nada, ahora tiene un hogar hermoso, sus hijos empezaron a ver cambios en ella, la relación con su familia fue restaurada, sus problemas financiero acabaron, entre muchas cosas más y así comenzó a disfrutar de cada una de las promesas y bendiciones que Jesús tenía preparada para ella.
Hoy, Patricia Tremus es una mujer feliz, plena y con una paz que nadie más le puede dar, solo Jesús. Ella desea hacerte la siguiente invitación:
“Hay una extraordinaria oportunidad en Cristo, esto es algo más allá de nuestro entendimiento, es solamente con la fe que te puedes conectar a ÉL. Te invito a escuchar su palabra, a reconocer tus pecados. Lo primero que debes decir es: ésta vida que llevo no me sirve de nada, la aborrezco”. Dios trabaja conforme a la disposición del corazón y cuando nos acercamos a ÉL y nos arrepentimos Él si nos perdona, ¡el verdadero perdón si existe!, Él no te condenará, más bien te llenará de amor, confianza y te conducirá a una vida abundante, decide hoy entregarle tu corazón a Jesús.”
Yofeli Vásquez R.