Vamos a entender las emociones.

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Mucho se habla de las emociones, especialmente de las negativas. Y, sin embargo, no todos saben dónde tienen su origen. Aprender sobre esto puede ayudar a las personas a potenciar sus posibilidades.

De acuerdo con la licenciada Carolina Houssay, especialistas en estrés, ansiedad y emociones del Instituto Sincronía, estas son algunas de las emociones más frecuentes que, a veces, no entendemos:

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Enojo. Aparece ante una frustración cuando creemos que hemos sido tratados injustamente, o nos sentimos subvalorados. La mayor función de esta emoción es el poder poner un límite frente, de modo que puede servir como una señal para los demás de que se tiene fuerza y resolución. Con respecto a uno mismo, el poder poner límite permite reafirmar su propio lugar, aceptar sus limitaciones y hasta cuidarse a uno mismo.

Los estudios científicos concluyen que el enojo puede potenciar el coraje, incrementar el optimismo, la creatividad y ayudar a hacer mejores negociaciones ya que nos pone en un posición mucho más activa y permite a los involucrados explorar nuevas posibilidades.

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Miedo. La función del miedo es la de ponernos en alerta frente al peligro. Cuando se activa, la percepción, la visión y la capacidad de resolución de problemas se agudiza.

El cuerpo se prepara para actuar rápido frente a esa situación peligrosa o incómoda. Es decir, que ayuda a descubrir rápidamente qué hacer frente al peligro.

 

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Tristeza. Aparece en momentos de pérdida y fracasos, y es una emoción que convoca al otro en búsqueda de soporte y asistencia. Muchas veces, nos puede llevar a un estado de ensimismamiento, que hace que nuestro pensamiento sea más racional, más concreto y nos lleva a hacer una evaluación donde se presta más atención a los detalles de nuestro medio y de nosotros mismos. De este modo, nos permitimos estar atentos y evaluar si necesitamos algún cambio en nuestra vida.

 

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Envidia. Reconocer la envidia suele ser muy difícil, ya que muchas veces se la liga con una cualidad destructiva donde se puede creer que el otro no se merece lo obtenido. Pero no siempre es así, hay varias personas que dicen ¨te tengo envidia, pero de la sana¨. Este reconocimiento y capacidad de regulación de la envidia es la que nos puede llevar a admirar al otro, y de ese modo, despertar el deseo y la motivación propia para lograr esa fortaleza en uno mismo:

“Si el otro lo puede hacer, entonces yo también”

Puede ser también fuente de creatividad, ya que luego de evaluar nuestras cualidades y posibilidades armaremos un plan real para lograr aquello que más se ajuste a nuestro perfil.

Nota de: A tu salud online

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